Por el Hno. Felipe Mancilla
“El propósito de mi instrucción es que todos los creyentes sean llenos del amor que brota de un corazón puro, de una conciencia limpia y de una fe sincera;” — 1 Timoteo 1:5
Si existe La fe no fingida, quiere decir que también existe la fe fingida o no genuina. Dios es un Dios absoluto, no a medias. Para Dios solo existe una clase de fe. La fe verdadera y la no verdadera; Existen solo dos formas de tener fe, la genuina y la que no lo es. Genuino, que conserva la pureza y autenticidad.
Cuando conocimos al Señor nos enamoramos con una fe verdadera, pero no puede ser que al pasar el tiempo, nos dejemos de impresionar. Dios busca verdaderos adoradores que le adoren en espíritu y en verdad.
Adorar en espíritu, desde su ser interior comprendiendo la naturaleza De Dios. En verdad , que entendamos quién es Dios y desde la sinceridad del corazón. Dios quiere de nosotros una fe genuina.
Que nuestro amor nunca cambia, porque cuando esto ocurre, no estamos en la voluntad De Dios. Todos comenzamos con fe, cuando conocimos al Señor, pero esta debe ir creciendo. Añadida a la fe, virtud.
¿Como volvemos a la fe genuina?
1.- Renovando nuestro ser interior
“Es por esto que nunca nos damos por vencidos. Aunque nuestro cuerpo está muriéndose, nuestro espíritu va renovándose cada día.” — 2 Corintios 4:16
Cuando a un niño se le regala algo, su interés dura, mientras ese regalo está nuevo Si tan solo pudiésemos renovar nuestro ser interior, nuestra fe siempre sería genuina, nueva Algo genuino, deja de serlo, cuando se acomoda. Con nuestras fuerzas, no podemos ordenar nuestro camino, solo Dios puede lograrlo.
“Yo sé, Señor, que nuestra vida no nos pertenece; no somos capaces de planear nuestro propio destino.” — Jeremías 10:23
2.- Ocupándonos de servir genuinamente al Señor.
Cuando Pablo elogia la fe de Timoteo, al decir fe no fingida; Timoteo, no buscaba lo suyo propio, sino servir genuinamente al Señor.
“Si el Señor Jesús quiere, espero enviarles pronto a Timoteo para que los visite. Así él puede animarme al traerme noticias de cómo están. No cuento con nadie como Timoteo, quien se preocupa genuinamente por el bienestar de ustedes. Todos los demás solo se ocupan de sí mismos y no de lo que es importante para Jesucristo, pero ustedes saben cómo Timoteo ha dado muestras de lo que es. Como un hijo con su padre, él ha servido a mi lado en la predicación de la Buena Noticia. Espero enviarlo a ustedes en cuanto sepa lo que me sucederá aquí,” — Filipenses 2:19-23
Timoteo es la continuidad del ministerio del apóstol Pablo. Dios quiere de nosotros una fe verdadera y esa es la que se ocupa de servir a Dios. No podemos tener clases de fe o de amor, porque Dios es absoluto. Dios quiere que volvamos a una fe genuina, una fe que vive solo para servir al Señor y a su obra.