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Jesucristo es el Kyrios

Por el Pastor Carlos Cancino Campos



21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Mateo 7:21-23


En el mundo de hoy, donde las voces de autoridad parecen difuminarse y las decisiones personales prevalecen, el concepto del Señorío de Jesucristo brilla como un faro de dirección y propósito. En el corazón de la fe cristiana, el término «Kyrios» adquiere un significado profundo y trascendental: Dueño absoluto, el que manda. El gobierno de Jesucristo no se revela mediante simples razonamientos humanos, sino a través de la revelación divina.



La Esencia del Señorío de Jesucristo

¿Qué implica realmente el Señorío de Jesucristo en nuestras vidas? Si consideramos a Jesús solo como nuestro Salvador, podría llevarnos a pasar por alto una parte fundamental de su soberanía. La comprensión completa del Señorío se manifiesta cuando reconocemos que Jesucristo es Señor y Salvador. Esto implica someterse incondicionalmente a su autoridad y voluntad, renunciando a la rebelión y aceptando su guía como la brújula moral que define lo que es correcto y lo que no lo es.

En la práctica, esto se traduce en una relación constante con la Palabra de Dios. Leemos la Biblia no solo para aprender, sino para obedecer. La sujeción al Señorío de Cristo nos llama a practicar la confesión y la corrección cuando sea necesario, reflejando su carácter en nuestras acciones y decisiones.



La Deuda de Nuestra Salvación

Es importante recordar que nuestra salvación en sí misma es un regalo que debemos a la autoridad del Señor. No somos meramente beneficiarios pasivos, sino participantes activos en su reino. Aunque una pequeña obra podría permitirnos ser usados, el Señor busca una vida completamente entregada, no solo un simple compromiso.


El Desafío de la Sujeción

La sujeción al Señorío de Cristo también implica tratar con aquellos que nos ofenden o tratan mal. El mandato de perdonar y orar por quienes nos hacen daño puede parecer contraintuitivo, pero es un recordatorio constante de nuestra dependencia de su dirección y ejemplo.


El Verdadero Propietario

Reconocer a Jesucristo como el dueño legítimo de nuestras vidas y posesiones cambia nuestra perspectiva radicalmente. Todo lo que tenemos es un regalo suyo, y nuestra administración de estos recursos debe reflejar su voluntad y propósito.


Viviendo para el Señor

Finalmente, el Señorío de Jesucristo nos llama a vivir no para nosotros mismos, sino para él. La vida ya no es solo sobre satisfacción personal, sino sobre glorificarlo en cada acción y elección que tomamos.


En este mundo moderno que idolatra la independencia, el llamado al Señorío de Jesucristo es un recordatorio constante de que somos criaturas sujetas al Creador, llamados a vivir en su voluntad y propósito. Encontramos nuestra verdadera identidad y significado cuando nos sometemos al Dueño absoluto, el que manda. Su Señorío nos guía, nos transforma y nos capacita para vivir vidas que honran y glorifican a Dios.

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