Por el Pastor Carlos Cancino Campos.
“Pues el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos.” — Lucas 19:10
Jesús es el hijo del Hombre, que vino a buscar y salvar lo que se había perdido. Si ignoramos la voluntad de Dios, estamos perdiendo el tiempo en la iglesia. La cosas no terminan cuando las sabemos; debemos practicar. Necesitamos hacer lo que sabemos. Para que la enseñanza sea más eficaz, debe haber exhortación: es decir insistir en aquello que sabemos, pero que no estamos haciendo.
Continuamente debemos ser exhortados para que no perdamos la práctica. La enseñanza sin exhortación no da frutos.
La iglesia necesita una revolución que rompa la inercia en la que estamos. No podemos pensar que todo lo que ocurre es para nuestro beneficio, regocijo y que ese sea el fin de todo.
Una iglesia madura es aquella que tiene fundamentos claros, relaciones firmes, Cristo es el centro. Pero tambien evangeliza, donde todos los santos testifican del Señor. Cuando un país envejece y no hay nacimientos, corre el riesgo de desaparecer. Lo mismo ocurre en la iglesia, la natalidad espiritual es bajísima. Estamos siendo presa de una fuerza que nos hace girar en torno a nosotros mismos.
Necesitamos que Cristo nos revolución
La gente no vendrá a Cristo a menos que salgamos a buscarlos: “Pues el Hijo del Hombre vino a buscar…” Todos los contactos de Cristo fueron con gente pecadora; en cambio nosotros los alejamos y nos apartamos, para “ no contaminarnos”. Por esa razón debemos enmendar el rumbo.
Si se cumple la palabra, y comenzamos a compartir con quienes no conocen de Cristo, es probable que seamos cuestionados y por nosotros mismos.
“Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y dejándolo todo, se levantó y le siguió. Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” — S. Lucas 5:27-32
No se debe descuidar la comunión, pero tambien dedicar tiempo a compartir con quienes no conocen a Cristo.
“Semejantes son a los muchachos sentados en la plaza, que dan voces unos a otros y dicen: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no llorasteis. Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y decís: Demonio tiene. Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores.” — S. Lucas 7:32-34
Juan el Bautista, representa la espiritualidad del antiguo testamento: no compartía con pecadores y era criticado. Y tachado de endemoniado. Jesús, representa la espiritualidad del nuevo pacto y es tachado de glotón y amigo de pecadores por juntarse con ellos. Todos buscaban estar cerda de Jesús, porque era atractivo para las personas.
El los recibía, se interesaba por ellos, los amaba; porque los veía desamparados como ovejas que no tienen pastor
“Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?” — S. Lucas 15:3-4
En cada una de estas parábolas se menciona el gozo de encontrar lo que se había perdido
“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” — S. Lucas 19:10
Es fácil de leerlo y de memorizar, pero no lo estamos haciendo. Jesús fue contado junto con los inicuos; fue apresado con un grupo de hombres armados. Jesús no le hizo el quite a los pecadores de su tiempo. Siendo el más santo y espiritual de todos los hombres.
Lucas 23:32
La iglesia debe cambiar de actitud, de costumbres. Si de verdad somos santos y espirituales; cada cual tendrá la actitud correcta con los inconversos. Si queremos ser como Jesús, debemos tener una actitud diferente con los pecadores. Ir en su búsqueda, compartir con ellos. Predicar cómo vivimos, cómo nos comportamos y luego compartir la palabra, cuando se dé el momento
Jesús hasta en su muerte sigue junto a los pecadores. Cómo eligió morir el Señor? Entre dos delincuentes, uno a cada lado Y salvo a uno de ellos aún en ese momento
La mayor estrategia de Jesús para llegar a los pecadores fue estar con ellos, sin pecar.