Por el Pastor Carlos Cancino Campos
Génesis 37:4, Génesis 37:11, Proverbios 14:30, Santiago 3:14-18
“Pero sus hermanos lo odiaban porque su padre lo amaba más que a ellos. No dirigían ni una sola palabra amable hacia José.” — Génesis 37:4
Los hermanos de José, no lo amaban, porque su padre lo querían más. No hay persona que no haya experimentado la envidia, porque es inherente a la naturaleza caída. La envidia se confunde con los celos, la primera es más sutil, se siente mal por lo que no se tiene; en cambios los celos son más grotescos.
La envidia puede Definirse como la tristeza por el bien del prójimo, dolor o pesar de que otros tengan lo que no tenemos. El envidioso se enoja, se entristece con la dicha del otro, porque tiene lo que él no tiene. La envidia es un pecado contra el mandamiento que Jesús nos entregó, de amar al prójimo.
Hasta en el lenguaje se puede observar la envidia:
En la falta de elogios
Cuando se reconoce un aspecto de alguien y por otro se “ataca”
Salomón menciona que todo trabajo despierta la envidia. La Biblia nos dice que el primer asesinato fue por envidia: Dios le prestó más atención a la ofrenda de Abel, que la de Caín. El origen de toda obra perversa es la envidia
“pero si tienen envidias amargas y ambiciones egoístas en el corazón, no encubran la verdad con jactancias y mentiras. Pues la envidia y el egoísmo no forman parte de la sabiduría que proviene de Dios. Dichas cosas son terrenales, puramente humanas y demoníacas.” — Santiago 3:14-15
Los hermanos de José sentían envidia de el…. Jose tenía sueños y ellos temían que se cumplieran y José fuera superior a ellos.
“Sin embargo, mientras los hermanos de José tenían celos de él, su padre estaba intrigado por el significado de los sueños.” — Génesis 37:11
Dios todo lo provoca a bien, llevando a José a Egipto; durante todo ese tiempo Jacob sufrió pensando que su hijo había muerto. José estuvo 13 años preso injustamente; producto de la envidia de sus hermanos . Y ellos también sufrieron por la culpa de lo que habían hecho. El que más sufre con la envidia es quien tiene envidia.
El que siente envidia, piensa que el otro rebaja el mérito propio. La envidia distorsiona la voluntad De Dios en nosotros. Las virtudes que Dios nos da, no son menos que las del otro, sino que son diferentes Cada persona tiene méritos y virtudes.
Una persona envidiosa, está dispuesta a sufrir; si con eso logra que la otra persona sufre más
Un envidioso prefiere no lograr nada, si con eso los demás tampoco lo logran
La envidia es un pecado presente en el mundo y también en el cuerpo de Cristo
“La paz en el corazón da salud al cuerpo; los celos son como cáncer en los huesos.” — Proverbios 14:30
La envidia actúa silenciosamente, su trabajo no se ve hasta que es demasiado tarde. La Carcoma, es como una larva, similar a las termitas que se comen la madera y tambien hay un tipo que se come el pan.
La carcoma puede derrumbar viviendas, pero la los madera que está bien lijada, pulida y barnizada. Lo mismo ocurre con la envidia, si estamos protegidos con el amor De Dios, si ponemos en práctica el amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, estamos puliendo nuestro corazón y dejándolo sin grietas para protegerlo de la envidia.
Cuando nos duela el bien de los demás o sentimos celos, estamos abriendo fisuras para que se anide la envidia
“pero si tienen envidias amargas y ambiciones egoístas en el corazón, no encubran la verdad con jactancias y mentiras. Pues la envidia y el egoísmo no forman parte de la sabiduría que proviene de Dios. Dichas cosas son terrenales, puramente humanas y demoníacas. Pues, donde hay envidias y ambiciones egoístas, también habrá desorden y toda clase de maldad. Sin embargo, la sabiduría que proviene del cielo es, ante todo, pura y también ama la paz; siempre es amable y dispuesta a ceder ante los demás. Está llena de compasión y del fruto de buenas acciones. No muestra favoritismo y siempre es sincera. Y los que procuran la paz sembrarán semillas de paz y recogerán una cosecha de justicia.” — Santiago 3:14-18
División, son contrarias a Dios. El amor De Dios, debe impulsarnos. El servicio que se hace con envidia, no es servicio
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