Por el Hno. Juan Hernandez
Jeremías 18:1-6
Jeremías venía de una familia sacerdotal, fue apartado para el servicio a Dios. Jeremías tenía una estrecha relación con Dios
“El SEÑOR le dio otro mensaje a Jeremías: «Baja al taller del alfarero y allí te hablaré». Así que hice lo que me dijo y encontré al alfarero trabajando en el torno; pero la vasija que estaba formando no resultó como él esperaba, así que la aplastó y comenzó de nuevo. Después el SEÑOR me dio este mensaje: «¡Oh, Israel! ¿No puedo hacer contigo lo mismo que hizo el alfarero con el barro? De la misma manera que el barro está en manos del alfarero, así estás en mis manos.” — Jeremías 18:1-6 NTV
En el contexto donde profetizó Jeremías, no fue fácil.Pueden tener cierta similitud con el tiempo actual. Su mensaje era, si HAY ARREPENTIMIENTO,HAY SALVACIÓN.
Jeremías nombra 17 veces pestilencia y 31 veces hambre, Jeremías vio alfarero trabajar, y se equivoca. Ahora si el alfarero es Dios y él no se equivoca, ¿por que ocurrió esto? ¿Por que se echó a perder el barro?
El alfarero salía a buscar el barro para trabajar y lo debía preparar para dejarlo moldeable y subirlo a la rueda. El barro ocupa el centro, si no, no se puede trabajar. En las manos De Dios, él le da vida al barro y siempre debe estar en el centro de sus manos.
El barro no elige lo que va a ser, es el alfarero, en este caso Dios, es él quien debe moldearlo. El alfarero siempre trabaja de adentro hacia afuera , cuando encuentra algún detalle o piedrecitas, debe detener el trabajo. Muchas veces nuestra vida está detenida y puede ser el Señor que está deteniendo para arreglar esto.
Cuando el barro se comienza a a secar, también se debe detener el trabajo, para echar más agua. Sin embargo en esta historia lo principal no es el barro, si no el alfarero.
El alfarero dedica mucho tiempo, en preparar el material , buscarlo, limpiarlo, y trabajar con el torno. Llevado a nuestra vida con Dios , él tampoco se da por vencido con nosotros, no nos desecha, como barro inútil.
El nos quiere moldear a su modo, no al modo nuestro.
El Señor ha invertido mucho tiempo en cada uno, limpiándonos, moldeándonos para que seamos lo que él quiere. El alfarero insiste hasta que salga la vasija que él quiere, pero aquí no termina el trabajo, debe pasar por el fuego, para templar su obra, esto comienza de apoco para que no se rompa.
Si nosotros somos esa vasija, también es necesario que pasemos por el fuego, para que podamos ser un utensilio útil para El. Cuando estemos pasando por dificultades o pruebas, pensemos en que el alfarero no se rinde, porque ha invertido mucho en nuestras vidas.
El barro para dejarse moldear debe estar limpio, y eso es ARREPENTIMIENTO, nadie que no sea apto puede ser moldeado por el Señor