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Descubriendo al Mesías

Por el Pastor Carlos Cancino Campos




En la actualidad, aproximadamente el 28% de la población del mundo se considera cristiana, lo que equivale a 2.300 millones de personas. Sin embargo, ¿cómo podemos estar seguros de que Jesús de Nazaret es el Mesías prometido? La respuesta a esta pregunta se encuentra en las señales proféticas que se describen en las Escrituras.

1.-Sanar un leproso

Una de las señales más convincentes es la capacidad de sanar a un leproso, un acto que ningún judío había logrado realizar en la historia de Israel. En el Evangelio de Lucas, encontramos la narrativa de un hombre con lepra que se acercó a Jesús en busca de sanación. Ante la petición del hombre, Jesús no solo lo curó, sino que también hizo desaparecer la lepra de su piel. Esta señal asombró a los sacerdotes y al pueblo, ya que ningún judío declarado leproso había sido sanado antes en la historia de Israel. Esta señal fue un claro indicio de que el Mesías había llegado.

2.-Echar un demonio de un mudo

Otra señal importante era la capacidad de Jesús para expulsar demonios de personas mudas. En la tradición judía, los exorcistas debían comunicarse con el demonio, averiguar su nombre y luego expulsarlo usando ese nombre. Sin embargo, un mudo poseído no podía comunicarse y, por lo tanto, se consideraba incurable. Jesús desafió esta creencia al liberar a un hombre ciego y mudo de un demonio. Esta señal también apuntaba claramente a su identidad como el Mesías.

3.- Sanar a un ciego de nacimiento

El tercer signo notable se refiere a la capacidad de Jesús para sanar a un ciego de nacimiento. En esa época, se creía que el cegamiento al nacer estaba relacionado con el pecado. Sin embargo, Jesús declaró que este hombre no había pecado ni sus padres, sino que había nacido ciego para que se manifestara el poder de Dios. Al hacer lodo con su saliva y untar los ojos del ciego, Jesús lo sanó, confirmando la creencia de que solo Dios podía abrir los ojos de un ciego de nacimiento.

Estas señales milagrosas, junto con su muerte en la cruz para la remisión de pecados y su resurrección al tercer día, confirman la identidad de Jesús como el Mesías prometido. Como discípulos debemos creemos en la profecía bíblica y en la promesa de que Jesucristo regresará. Siguiendo sus enseñanzas, vivimos con la esperanza de su retorno, confiando en su poder y autoridad. Como dice la Biblia, “No se turbe vuestro corazón. Ni tengan miedo», porque Jesucristo volverá.


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