Por el Hno. Nelson Villegas
La oración es vital para todo discípulo. Al revisar la palabra se nos anima a ser insistentes , incluso aún orando todos los días, estemos en deuda en cuando a la oración. No debemos cansarnos al orar, debemos ser insistentes, porque la respuesta no será en nuestro tiempo si no el el tiempo De Dios.
“Nunca dejen de orar.” — 1 Tesalonicenses 5:17 NTV
“Cierto día, Jesús les contó una historia a sus discípulos para mostrarles que siempre debían orar y nunca darse por vencidos. «Había un juez en cierta ciudad —dijo—, que no tenía temor de Dios ni se preocupaba por la gente. Una viuda de esa ciudad acudía a él repetidas veces para decirle: “Hágame justicia en este conflicto con mi enemigo”. Durante un tiempo, el juez no le hizo caso, hasta que finalmente se dijo a sí mismo: “No temo a Dios ni me importa la gente, pero esta mujer me está volviendo loco. Me ocuparé de que reciba justicia, ¡porque me está agotando con sus constantes peticiones!”». Entonces el Señor dijo: «Aprendan una lección de este juez injusto. Si hasta él dio un veredicto justo al final, ¿acaso no creen que Dios hará justicia a su pueblo escogido que clama a él día y noche? ¿Seguirá aplazando su respuesta? Les digo, ¡él pronto les hará justicia! Pero cuando el Hijo del Hombre regrese, ¿a cuántas personas con fe encontrará en la tierra?».” — Lucas 18:1-8 NTV
Al desglosar esta palabra nos encontramos con dos personas: una viuda insistente y un juez injusto. La viuda, era inoportuna, e insistente
El juez era injusto, aún cuando no temía a Dios. Que es lo que más nos desalienta es que Dios no responde de forma inmediata. Debemos orar hasta obtener una respuesta
Hemos tenido que orar por una alguna petición, y a pasado el tiempo sin obtener respuesta. Muchos rindieron su vida, gracias a la insistencia de la oración de alguien e intercedió. No nos cansemos de orar, no nos cansemos de ayunar.
Quizás Dios quiere cambiar algo en nuestra vida, que aprendamos a depender más de él y a escuchar su voz. Si esta viuda recibió respuesta de un juez injusto, cuanto más nosotros sabiendo que nuestro Dios es justo.
La viuda era extraña al juez, ella no le interesaba; pero nosotros hoy día somos hijos De Dios. Nosotros somos el cuerpo de Cristo y podemos unirnos en un solo propósito. Ella apelaba a un juez distante , a quien ella no le interesaba. Pero nosotros apelamos a un Dios que nos dice y nos permite que nos acerquemos a su trono. Podemos acudir a él, porque él nos ama
La viuda llegaba sola, no tenía nadie que interceda por ella. Pero nosotros contamos con el hijo De Dios que intercede por nosotros, él pagó el precio de nuestra salvación. Tenemos motivos de sobra para orar
La viuda se acercaba solo en algunas ocasiones al juez. En cambio nosotros no tenemos horario para acudir a Dios, solo es necesario que esté en nosotros el deseo de buscar a nuestro Señor. Ella desagradaba al juez, nuestro Dios se agrada cuando nos acercamos en oración.
Nuestro mayor ejemplo
Si deseamos que Dios responda nuestra oración, debemos ser insistentes, Dios está ahí, si no lo escuchamos, no es su culpa. Nuestro mejor y mayor ejemplo de oración es Jesucristo, hacia milagros, discipulaba , sanaba, pero nunca tuvo obstáculos para tener comunión con el Padre. Cuanto más nosotros, debemos tener la necesidad de oración.
No debemos desistir aunque la respuesta se tarde, debemos tomar el ejemplo de la viuda insistente. No debemos ser egoístas en la oración y centrarnos solo en lo nuestro: motivos para orar sobran. Debemos mostrar dependencia a Dios en todo, aún en cosas pequeñas. Nuestro Dios escucha y responde la oración, no en nuestro tiempo, si no en su tiempo.
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